La Adopción Es para mi desastroso saber cómo la gente
se aprovecha de los niños, especialmente con propósito de recibir beneficio
económico, sin pensar en los sentimientos de los padres de familia afectados y
peor de las criaturas que se las da en adopción.
Como huérfano, quiero recalcar que no solo se nos usa como medio de venta para
el exterior, sino también, por increíble que parezca, se nos utiliza como medio
para obtener herencias; suena algo raro, pero esa es la realidad.
Leí en la revista La Familia un artículo sobre la adopción en Ecuador y veo que
en mi caso no se cumplió ninguno de esos requisitos y peor se cumplieron de
buena fe los derechos y obligaciones allí citados.
Se me sacó ilegalmente de Hogar de Transitó en San Rafael sin aprobación de mi
propia madre, ni de la madre directora. A los 11 años, estando mi padre
adoptivo con cáncer y en agonía se le obliga a reconocerme sólo con el
propósito de heredar yo la herencia paterna y materna de él, la cual la recibe
me madre adoptiva, hecho que me entero recién a los 22 años.
A los 18 se empieza a hacer todo lo imposible por mandarme de la casa, se me
acusa de atrocidades que no pudieron comprobarlas, se me lleva a un estado de
histeria y alteración nerviosa y al final tuve que salir, me quitan además mi
trabajo.
En esta época me dedico a investigar y descubro una escritura en que yo cedía
los derechos y acciones de mi herencia paterna a la señora Gulnara Vda. de
Guayasamin, encontrando que mi firma falsificada. De esta manera yo quede en
peor estado del que me encontraba antes de que me adoptaran.
A los huérfanos en estos casos nos dan todo, educación, alimento, vestido, pero
de mala gana, se nos dice que sólo lo hacen por obra de caridad; el maltrato
moral es frecuente, sin tener uno a quien reclamar.
El motivo de mi carta es pera que en el Ecuador se revisen todos los requisitos
y procedimientos para la adopción de un menor, que se les proporcione un hogar
en que realmente reciban cariño y comprensión de sus padres adoptivos, que se
vigile a los adoptantes hasta que el joven este seguro en ese hogar, que se les
proporcione una familia, que se investigue a los adoptantes para que el niño no
caiga en manos de padres alcohólicos, con problemas sicológicos y que siempre
están en enfrentamientos conyugales. Porque es mejor que los huérfanos queden
en el orfanato que vayan parar a manos de padres irresponsables que los adoptan con
otros propósitos.
Francisco Guayasamin
EL COMERCIO
Ecuador, Domingo 19 de febrero 1989
No hay comentarios:
Publicar un comentario